
Depresión
La Depresión
En la actualidad, aunque existen formas graves de lo que podríamos llamar "padecimientos del alma" (anteriormente conocidas como melancolía y hoy reducidas al término depresión), también es cierto que cualquier tristeza pasajera, fatiga o bajón emocional suele percibirse como algo que debe tratarse urgentemente para evitar que empeore.
La depresión parece estar en todas partes. Según las estadísticas, el 95% de las personas pasan por, al menos, seis episodios anuales de tristeza o falta de confianza en sí mismas. Si se aborda cada uno de estos episodios como una enfermedad, no resulta sorprendente que los diagnósticos de depresión aumenten cada vez más. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 5% de la población mundial ha atravesado o atravesará algún episodio depresivo en su vida. Lo más alarmante de esta situación es el elevado consumo de medicamentos antidepresivos.
Molière, en su obra El enfermo imaginario, ya anticipaba algo similar: las personas son convencidas de que sentirse tristes es un signo de enfermedad, y se les persuade para que tomen medicinas. Lo que antes se consideraba simplemente un mal momento, una etapa difícil o el duelo por una pérdida, hoy es catalogado como una "enfermedad". Esta visión convierte la depresión, tal y como se interpreta hoy en día, en una reducción de las emociones humanas a un problema meramente patológico.
El individuo contemporáneo tiende a percibirse como una máquina: si algo falla, se considera un "desajuste" que requiere una solución inmediata. Se ha popularizado la idea de que todos tenemos derecho a ser felices, incluso si eso implica recurrir a pastillas, lo que parece una versión moderna de ciencia ficción.
Sin embargo, tratar la depresión únicamente desde un enfoque bioquímico es parte del problema. Por otro lado, quienes sostienen que la depresión es fruto del individualismo actual o de las presiones sociales hacen análisis sociológicos muy válidos, pero no reconocen que la palabra "depresión" engloba una diversidad de estados emocionales, tantos como las vidas singulares de quienes las experimentan. Este término general evita reflexionar sobre el hecho de que muchas veces la depresión puede ser una respuesta a experiencias como la pérdida, la soledad, la desafección, o el vacío, las cuales son únicas a cada persona. Cuando es persistente e interfiere en la vida cotidiana, puede ir bien ir a la consulta de un psicoanalista como alguien de confianza en quien depositar el malestar.
Terapia para la depresión
En lugar de entender la depresión como algo uniforme, la terapia psicoanalítica propone explorar cada caso de manera particular, considerando que las emociones son únicas para cada persona, al igual que las causas y los procesos psíquicos involucrados. El psicoanalista no busca dar una definición universal de la depresión, sino que ayuda a que el paciente trabaje para descubrir y dar forma al saber inconsciente que habla con sus síntomas, los cuales pueden ser muy variados: irritabilidad, sensación de vacío, desgana, tristeza, etc.
Como señala Jacques-Alain Miller, fundador de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, las personas se deprimen cuando evitan enfrentarse a sus verdades. Para no caer en la depresión, es necesario aceptar y confrontar esas verdades. Este es el camino más eficaz para superar la tristeza.
Tratamiento de la depresión
En nuestra consulta de psicoanálisis, el tratamiento de la depresión se enfoca en que el analizante pueda hablar sobre cualquiera de las cuestiones que le afectan y le ocasionan tristeza profunda. Ofrecemos un espacio seguro para que explore libremente sus pensamientos y emociones. El proceso terapéutico es gradual y respetuoso al ritmo de cada persona. En momentos de mucha dificultad, el psicoanalista está ahí como apoyo de confianza en la vida de la persona.
Durante el trabajo psicoanalítico, nos enfocaremos en lo que el analizante quiera decir acerca de sí mismo, sus vivencias y los sentidos que atribuye a ciertos aspectos de su vida y la vida de los que le importan o le afectan. Esto supone una exploración de cualquier aspecto de su vida en un entorno confidencial, donde se le invita a hablar libremente, sin la presión de ser claro, construir una narrativa o encontrar sentido inmediato a lo que expresa.
Poco a poco, y a partir de sus propias palabras, pueden emerger nuevos aspectos que le sorprendan. Es posible que esto transforme la forma en que comprende algo sobre sí o sobre sus experiencias pasadas. Cuando ciertos sentidos se vacían, a menudo se llevan consigo parte del dolor, el sufrimiento y la tristeza asociados e ellos.
Un problema que antes no tenía salida puede transformarse en una posibilidad para una pequeña solución, permitiendo descubrir una manera diferente de vivir, más alegre.