
Adicciones
El modelo general de la vida cotidiana en el siglo XXI es la adicción. El término está en boca de todos, se ha vuelto prominente en el discurso contemporáneo reemplazando conceptos como pasión o hábito, siendo un síntoma del imperativo de goce en las sociedades contemporáneas.
Tipos de adicciones
Uno goza en solitario con su droga, y toda actividad puede devenir droga: el deporte, el sexo, el trabajo, el smartphone, las redes sociales, los vídeo juegos…
En la clínica, se observa una nueva presentación de pacientes que se apropian del término buscan ayuda por “adicciones sin sustancia”: juego patológico, ciberadicciones, adicciones sexuales (hipersexualidad), compras compulsivas, workaholismo, dependencias afectivas, entre otras. En todas ellas se experimenta una compulsión descontrolada. Cada uno goza solo con algo de manera repetitiva y sin límites.
Sin embargo, en algunas personas, sí que se puede hablar del consumo compulsivo de una sola sustancia. En la práctica clínica actual, se comprueba que los sujetos adictos suelen consumir diversas sustancias a lo largo de su trayectoria adictiva, aunque una de ellas pueda ser predominante en algún momento. En otros casos, se ve la continuidad de un tipo particular de consumo, por ejemplo, fumar, inhalar, beber, esnifar, etc.
El denominador común de las adicciones
¿Qué tienen en común las adicciones con sustancia y sin sustancia? El goce repetitivo es el denominador común que une estas distintas formas de adicción, todas ellas caracterizadas por la queja de pérdida de control y el componente compulsivo. En todas se observa un efecto en el cuerpo, manifestado en la sensación de goce que producen: el efecto de anticipación y excitación (craving), la tensión previa a la acción y la sensación de liberación posterior. Aunque la experiencia física varía (no es lo mismo inyectarse una sustancia que jugar en una máquina tragamonedas), todas ellas están marcadas por una fijación a una modalidad adictiva que se refiere a un circuito de goce y a la compulsión de repetirse. Por lo tanto, existe una “substancia gozante” aunque se les denomine “adicciones sin sustancia”.
Problemas con las terapias uniformes de las adicciones
A veces ocurre con algunas terapias que una persona deja de consumir una sustancia de la que era dependiente, y tal interrupción puede hacer creer que ha sido efectiva. Sin embargo, poco tiempo después se evidencia que, aunque haya abandonado el alcohol, la persona continúa su adicción de otra forma, ya sea con una nueva sustancia, con el uso compulsivo de tranquilizantes o con otra adicción distinta. Este desplazamiento de la adicción de un objeto a otro puede ser el resultado de un tratamiento que, si bien genera un cambio, no elimina la modalidad adictiva.
El tratamiento psicoanalítico para las adicciones
La función que tiene la adicción para cada individuo es lo que permitirá precisar lo singular de lo que implica para el sujeto. El psicoanálisis promueve el caso por caso, sin caer en la trampa de un tratamiento uniforme para todos. El avance se basará en los significantes que el analizante aporta al analista, el cual le impulsará a trabajar a partir de su palabra. En personas que consultan por una misma modalidad adictiva, la función de la adicción puede ser completamente diferente.